El blog de Ana Pérez Cañamares - poeta

viernes, abril 04, 2008

Renato Rosaldo (y III)

AJUSTES FAMILIARES



Poco a poco mi padre se encoge alma adentro,

sonríe, platica

con su abuelita, Mamá Meche.



Ella me mira desde una foto que se marchita,

tomada en Nueva Orleans

antes de su llegada a Veracruz en 1881.

Ella no parpadea, le sale el labio inferior.

Día tras día estudia el periódico

y dice: Estos papeles no traen nada.

El inglés que ya no habla

habla a través de ella.



Papá me cuenta y recuenta que Mama Meche

detiene a algunas visitas en la puerta,

recibe a otras en la sala,

come con pocos.

Si se dilatan, se desvanece la risa.

Ella le hace una seña, Coloca la escoba detrás de la puerta,

no te muevas, les barrerá fuera.

El se ríe entre dientes, se hincha con maldad de chamaco.



En un sueño un capitán de barco mercante de madera,

padre de ella, con el pelo salvaje,

camisa azul y blanca, bandana colorada.

Siéntate, me dice gruñendo. Ojos de frente,

estírate, respira. Y luego me sana

con un palazo a media espalda,

para aflojar, me dice, el peso de los deberes familiares.

No te toca sostenerlo todo.





MI HIJA DICE



Los adultos no saben nada, nada de como es tener doce años.

Te empujas contra mí y vagas a la deriva, cautiva de risitas

y miradas furtivas, pegada al parloteo telefónico.

Te encaminas recto por tu rumbo, pero se encogen tus hombros.



Has menstruado, van formándose tus senos, pero no permites que me fije.

Mando un e-mail a tu maestra. Ni me toca saber de tu tarea.

Pregunto, ¿vienes a caminar, a platicar?

Aburridísimo. Absolutamente no.



Punkin, déjame ser tu escudo.

Escalón por escalón, he de amortiguar tu caída.

¿Y qué? ¿A quién le importa?

Hazme un favor: reza por mí.

2 comentarios:

Enrique Ortiz dijo...

Otro poeta que descubro aquí, Ana. Un abrazo fuerte :)

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Punzada de aguja e hilo que traba la vida y el signo, la palabra y el hijo.

Un poeta que de lo cotidiano puede extraer lo universal, que desmitifica la esencialidad para devolverla a lo cercano y reincidente, aunque a veces oculto, siempre presencia, motor, desconcertante albedrío del orden musical, un poeta así no se le puede dejar escapar.

Gracias de nuevo por el buen aporte de tus lecturas.

Un beset

Viktor